Una casualidad que se convirtió en destino.

Nuestra historia

No sabíamos que ese día cambiaría nuestras vidas...

Fue una mañana cualquiera en la oficina. Antonio estaba concentrado en su rutina cuando presentaron a la nueva integrante del equipo: Victoria. Bastó un cruce de miradas para que algo empezara a moverse, aunque ninguno lo notó del todo al principio.

Con el tiempo, las pausas para el café se hicieron conversaciones, las salidas del trabajo se alargaron con risas, y lo que empezó como compañerismo se transformó en algo mucho más fuerte. Pasaron dos años hasta que por fin nos dimos la oportunidad de compartir algo fuera del trabajo… y desde entonces, no hemos querido separarnos.